Hoy llevé a María a mi oficina y sentí gran emoción. Me invadió mucha felicidad de presentarles a mis compañeros de trabajo lo más maravilloso que me ha pasado en este mundo. Pero también tuve un sentimiento muy especial y no menos importante: que María conociera, aunque a tan corta edad, el lugar de trabajo de su mamá, un espacio en el que desde hace 12 años también me desarrollo en tantísimos niveles y también me hace sentir inmensamente feliz.
Ser mamá me ha llenado de sobremanera y es verdad que uno conoce el sentido de entrega y desprendimiento como nunca. Seguro muchas mamás entienden muy bien este sentimiento. Dicho eso, el amor por mi profesión y las ganas que tengo de crecer en ella se mantienen intactos. Ser abogada, ser litigante, es parte de quien soy.
Dicen que la maternidad viene con culpa y aunque procuro conscientemente evitarla, entiendo un poco de dónde viene. Si papá cambia un pañal, se levanta por las noches a atender al bebé o lo lleva al parque, vaya elogios que recibe. Escucharemos constantemente: ¡Qué maravilla, ¡cómo te ayuda! Pero de la mamá, se espera todo eso y tanto más.
Es verdad que, en los primeros meses de vida de la bebé, cuando puede haber lactancia exclusiva, el rol de la madre puede ser principal. Pero conforme el bebé va creciendo, las tareas de padres pueden ser perfectamente compartidas. Puede ser que la madre –o padre- quiera dedicarse principalmente al cuidado del bebé, pero si ambos padres quieren mantener su crecimiento profesional, ¿por qué de plano es la madre la llamada a cumplir el deber de cuidadora principal y asumir el costo profesional que ello implica? Si bien ante esa interrogante la sociedad nos ha dicho desde siempre que la mamá es la mamá, yo les respondo, y el papá es el papá: no es una ayuda, es un actor principal.
Aplaudo que mi lugar de trabajo haya adoptado medidas para permitir que tanto la madre como el padre sean llamados a ejercer la crianza y cuidado de sus hijos. Hoy la política del medio día libre para ir al pediatra o para el cumpleaños en los primeros años del niño es aplicable tanto a madres como padres. La licencia de paternidad también es una mayor a la legal y ojalá en un futuro cercano estas se equiparen a las de maternidad. La llegada de un hijo implica una reorganización en nuestras vidas y prioridades, pero ello es una tarea para trabajar en familia, no es exclusiva de la mamá; que así haya sido desde siempre, no lo hace correcto.
En este primer día de la madre que me toca celebrar llego pensando que como sociedad hemos avanzado, pero falta. Y donde principalmente creo debemos combatir las diferencias sin sustento es en los sesgos de nosotras mismas, mujeres y madres. Cuando anuncié que estaba embarazada de María, una buena amiga se mostró sorprendida pues me dijo que ella pensaba que me gustaba mi carrera y quería llegar a ser socia. Hoy siendo mamá, confirmo que soy mamá, pero también que soy una abogada con muchos sueños y metas que quiero alcanzar. Hoy también te digo a ti, María mía, que seguiré trabajando duramente, que, aunque haga lo imposible por no perderme nada, seguro alguna vez no llegaré yo sino tu papá, o tus abuelas o las maravillosas tías y tíos que nos acompañan, que siempre tendrás mi amor y que hoy mi trabajo cobra aún más propósito, pues espero que algunos años más tarde sepas que para ti y tus compañeras, el cielo es el límite.
*Estas líneas se las dedico al papá de María, por más hombres y padres como tú, con quien la maternidad y la paternidad no son más ni menos, son familia.